domingo, 30 de noviembre de 2008

Relato: La princesa prisionera


Nívea era la princesa más bella de un lejano reino oriental. Era estaba considerada como muy hermosa no sólo por la corrección de sus facciones sino también por todo su conjunto: su físico, su personalidad., su bondad... Era su cabello castaño; la frente, proporcionada; los ojos, pardos y sin ser grandes resultaban expresivos y dominantes; la tez, morena; la figura, esbelta y de intachables líneas esculturales y la boca, graciosa, con propensión constante a la sonrisa puesto que destacaba por su simpatía, así como por su buen corazón. En definitiva, todo en ella provocaba irresistible y halagüeña sugestión.


Tenía Nívea una hermana mayor, llamada Adela que, a diferencia de aquélla era fea, mucho más fea de lo que la representaban los retratos de la corte. Adela era gordita con tendencia a la obesidad, mofletuda, de ojos saltones, boca torcida y nariz pequeña. Además, tenía mal carácter y era algo huraña y envidiosa; especialmente sentía celos por no ser tan linda y lozana como su hermana. Por este motivo, y por otros más, ambas no se llevaban nada bien y evitaban cualquier trato salvo el que era inevitable cuando debían ir juntas al lado de su padre, el rey. Éste, preocupado por ese odio fraternal, intentó acercarlas pero todos sus esfuerzos fueron en vano.


El rey Assur, soberano del reino Karbala, era viudo y pasaba ya de los cincuenta años. Destacaba por su arrogancia y soberbia, pese a esto siempre se mostró, al igual que sus antecesores en el trono, muy preocupado por el bienestar de su pueblo. Aunque bastante envejecido, destacaban aún en él rasgos como sus ojos o el rostro, que reflejaban la buena apariencia del monarca durante su juventud. Al tener sólo dos hijas, temía por el futuro del reino a su fallecimiento, aún más cuando sabía que se encontraba en constante lucha con otros pueblos vecinos. Quizá por eso, intentó establecer alianzas y buscarle maridos a Adela y a Nívea, especialmente a la primera, ya que sobre ella recaería el peso de la corona a su muerte; mas las princesas se negaron argumentando que no tenían edad para contraer matrimonio. No en vano, tenían catorce y doce años respectivamente.


Karbala se encontraba en crisis por las continuas guerras y asedios de otros pueblos, que ensangrentaban el reino. Los más acérrimos enemigos, entre ellos destacaban los Arak, se habían propuesto conquistar Karbala, aprovechando la debilidad del rey para luchar en el frente y la existencia de dos princesas y de ningún valeroso príncipe que pudiese dirigir los ejércitos y combatir. No obstante, el jefe de los Arak mandó a una embajada en misión de paz aunque no era eso lo pretendía en realidad.


En la embajada de los Arak se encontraba un aguerrido y gallardo capitán. Tras la entrevista, y cuando ya se disponía a marchar, contempló por los pasillos de aquel palacio-fortaleza a la que le pareció la más bella de las mujeres que él había conocido, Nívea, y se prendó de ella. La joven princesita, que también se enamoró del apuesto caballero, le hizo llegar una nota -mediante una de sus damas-, en la cual le decía que acudiera en secreto todas las noches al bosque del castillo. Allí, una dama suya le conduciría hasta donde ella se encontraba. La princesa, que era muy dada a recorrer túneles y pasadizos, llegó sin antorchas al más oscuro de ellos, lugar donde los amantes se reunían cada noche.


Su amor era puro, tierno y fogoso a la vez pero se truncó porque la envidia, como en otros muchos casos, es culpable de bastantes desgracias y en este caso también lo es. Adela pronto descubrió los apasionados encuentros de su hermana con un capitán, enemigo de su padre, y le hizo llegar a éste la noticia; el cual, como castigo, encerró a su hija mayor en una oscura mazmorra desde donde nadie podía escuchar sus lamentos. Pasaba así los días Nívea, llorando y quejándose de su infortunio.


Poco tiempo después los Arak, al mando de su jefe y del capitán, atacaron el reino de Karbala, conquistándolo en su totalidad. En la contienda el rey Assur pereció y Adela fue tomada como prisionera. El capitán, desde la desaparición de su amada, la buscó incansablemente mas no la halló. Después de la batalla interrogó a Adela acerca del paradero de su hermana, sin embargo ésta, aunque lo sabía, se negó en rotundo a decir nada. Era tal el odio que sentía hacia Nívea que prefirió callar. Todos los esfuerzos del capitán por hacerla confesar resultarion infructuosos a pesar de que fue torturada una y mil veces hasta morir. Entristecido y loco de amor por Nívea, el capitán exploró todos los rincones del reino en busca de su amada. Registró todos los pasadizos y mazmorras del palacio-fortaleza hasta que, por fin, la halló en el más recóndito espacio. Pero… era demasiado tarde: Nívea había muerto, sola, en aquel inhóspito lugar como el más malvado de los criminales. Su único delito, amar al hombre del que estaba enamorada.


Como un niño lloró el capitán al lado del cuerpo de la joven princesita, que se encontraba ya casi pútrido. En un arrebato de locura el capitán tomó su puñal y, no sin dejar de llorar, puso fin a sus días.


Dicen los habitantes de la zona que cuando el Sol se pone, a partir de la medianoche, se oyen en aquel tétrico y misterioso paraje los quejidos del capitán por la muerte de la princesa prisionera, Nívea.


miércoles, 26 de noviembre de 2008

Portugal y Extremadura, más cerca que nunca


En la imagen superior: amigos y amigas del curso de Comunicación y Salud, en la puerta de la Facultad de Medicina de Lisboa. De izquierda a derecha: Tomás, Celia, Maite, Ignacio (de la Fundación Bamberg), Macarena, Angélica, Inma, María, Cecilio y quien escribe estas líneas.


Este martes, jornada en la que, por cierto, se conmemoró el Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres, lacra contra la que, estimo, todos tenemos que estar muy unidos -como ocurre con el terrorismo-, pasé el día en Lisboa. No fue una jornada de excusión ni de turismo al uso. Tengo la suerte de haber visitado en varias ocasiones la capital lusa.; la anterior, durante el pasado mes de agosto. Y no por ello me canso de ir, más bien todo lo contrario. Estar en Lisboa es, para mí, sumergirse en un universo de tonos azules y una luminosidad casi mágica, en el marco de un entorno decadente pero, al mismo tiempo, lleno de encanto, algo de cosmpolitismo (estamos ante una capital europea) y modernidad. Un contraste muy enriquecedor...

El motivo por el que estuve allí fue la asistencia al Encuentro Portugal-España de Gestores de Salud, organizado por la Fundación Bamberg y que se desarrolló durante la mañana del pasado martes en el Hospital de Santa María-Facultad de Medicina de Lisboa. Mi interés por este tipo de temas procede de mi participación en un curso de especialista universtario, titulado "Comunicación y Salud", organizado por la Universidad de Extremadura y la Consejería de Sanidad y Dependencia de la Junta de Extremadura, al que vengo asistiendo desde septiembre.

Volviendo al asunto primero, en ese encuentro se abordaron temas de interés para la cooperación que, en muchas materias y también en el sanitario, debe existir entre dos territorios tan próximos y con tantos lazos como Extremadura y Portugal. Casi al mismo tiempo que tenía lugar este seminario, el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, emprendía un viaje oficial de tres días a Lisboa para estrechar más los ya bastantes consistentes vínculos que, a día de hoy, se han trenzado entre nuestra comunidad autónoma y el país vecino, o hermano -como a muchos les gusta decir, por aquello de que hemos tenido muchos siglos de historia común. En alguna de sus intervenciones Vara venía a decir, a grandes rasgos, que se tenía que pasar de la "colaboración" a la "cooperación" en las relaciones Extremadura-Portugal. Y de alguna manera es cierto. Tenemos que pasar del "dicho al hecho", y tomarnos en serio quienes formamos parte de Extremadura que nuestro territorio cuenta con una peculiaridad destacada que otros no poseen. Se trata de los kilómetros de frontera con Portugal, un país al que no hace mucho tiempo se veía como extraño, diferente... Hoy la situación ha mejorado y los vínculos sociales, políticos, económicos y culturales cada vez proliferan con mayor asiduidad. Un organismo que ha jugado un papel clave en estas relaciones ha sido el Gabinete de Iniciativas Transfronterizas, que ha facilitado recursos desde para poder aprender portugués con mayor facilidad hasta para conocer mejor la realidad del país luso a través de foros como "Ágora, el debate peninsular".

Sin embargo, la situación actual nos obliga a sentarnos y ver más en concreto algunas acciones que ahonden aún más en esa cooperación transfronteriza. Ya se conocen algunas: convertir el portugués en la segunda lengua extranjera de enseñanza en la región, ofrecer contenidos en lengua portuguesa en los medios de comunicación extremeños o emplear doble señalización informativa español-portugués en monumentos, museos y otros enclaves de atractivo turístico. Es, de algún modo, una manera de empezar a profundizar...

En suma, vengo aquí a ratificar mi firme apuesta por mirar hacia Portugal con otros ojos y, sobre todo, a saber aprovechar -dicho en el mejor de los sentidos- esa cercanía con este país para trabajar codo con codo en temas que puedan interesarnos a ambos territorios. Y la sanidad, lo tenemos casi todos claro, es uno de ellos. En esa línea el Colegio Oficial de Médicos de Badajoz dio a conocer el martes en este encuentro en Lisboa unas pinceladas de lo que será su futuro Instituto Médico de Cooperación Transfronteriza Alentejo-Extremadura (no recuerdo exactamente la denominación), pero, de cualquier modo, todo un ejemplo para tener en cuenta...

Por último no quiero irme sin recordar y, de alguna manera, homenajear a uno de los grandes de nuestras letras que se ha ido para siempre: Ángel Campos Pámpano. Poeta, ensayista, traductor, intelectual..., de él ya se ha dicho mucho pero, al hilo de lo que se viene aquí tratando, se pude afirmar que Ángel fue uno de los primeros en creerse y en querer a Portugal... Él creyó en la cooperación y en el enriquecimiento cultural entre los dos lados de la frontera y así lo demostró en su vida -nació muy cerca de la Raya, en San Vicente de Alcántara, y residió durante un tiempo en Lisboa- y en su obra: traducciones de Fernando Pessoa, Eugénio de Andrade o Sophia de Mello, entre otros. Además está su faceta de fundador y director de las revistas hispano-portuguesas Espacio/Espaço escrito y Hablar/Falar de Poesía.

Desgraciadamente, Ángel no podrá mañana recoger el Premio Lourenço, que concede el Centro de Estudios Ibéricos de Guarda a aquellas personas que han contribuido a estrechar los lazos hispanolusos. Pero nos quedará algo imborrable y que estará para siempre: su memoria, su rica y extensa obra... y su amor hacia la cultura portuguesa.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Espronceda, 200 años de su nacimiento en Almendralejo


En el marco de las múltiples actividades que, en 2008, se vienen celebrando en Almendralejo (Badajoz) con motivo de la celebración del bicentenario del nacimiento en esta ciudad extremeña del escritor romántico José de Espronceda, se presentó el pasado 20 de noviembre una nueva edición de la que se considera única obra de teatro que Espronceda escribió en solitario. Se trata de Blanca de Borbón y aborda un tema muy conocido y tratado en la literatura decimonónica, como fue el fallido matrimonio de Pedro I de Castilla con la sobrina del rey francés, Blanca de Borbón, a la que, primero, abandonó a los pocos días de la boda y, luego, mandó encarcelar, propiciando al final su muerte. Esta obra, que fue publicada por la hija de Espronceda tras su muerte, en 1870, ha sido recientemente reeditada por la Editora Regional de Extremadura, en su colección "Rescate". Es, sin duda, una de las obras menos conocidas de este autor por el gran público y, desde aquí, como una forma de homenajearlo en su 200 aniversario, vamos a recordar la obra pero también la agitada vida de José de Espronceda.


“…Que es mi barco mi tesoro,

que es mi Dios la libertad;

mi ley, la fuerza y el viento;

mi única patria, la mar…”


¿Quién no recuerda estos versos, tan conocidos por pequeños y mayores, en parte, por haber sido recitados en la escuela cuando éramos pequeños? Forman parte de la Canción del Pirata, sin duda, el más popular y conocido de los poemas esproncedianos. En él, su autor exalta la figura de un delincuente, siempre perseguido pero temido y, en definitiva, libre. Es un tema bien romántico, en el que el mar se convierte en el escenario romántico por excelencia para el ejercicio de la bravura, la rebeldía y la libertad.


Como paradigma de la existencia de un “verdadero romántico del siglo XIX”, Espronceda tuvo una vida intensa, agitada, anárquica, disipada, turbulenta, generosa, efímera y, de algún modo, también trágica, dada su corta existencia, apenas 34 años. Fue muy conocido en su tiempo y terminó por convertirse en el personaje más representativo del Romanticismo español, el Byron hispano.


José de Espronceda y Delgado nació un 25 de marzo de 1808 en las proximidades de Almendralejo. Se le impusieron los nombres de José Ignacio Javier Oriol Encarnación. Su padre, Juan José Camilo de Espronceda y Pimentel, fue un militar. Su madre fue María del Carmen Delgado y Lara. Espronceda tuvo tres hermanos más pero fallecieron al poco de nacer.


Espronceda llegó al mundo en un año convulso para España que, en menos de dos meses, se sublevaría en contra de la invasión francesa, con los sucesos acaecidos en Madrid el 2 de mayo. Francisco de Goya reflejó en su famoso cuadro El 3 de mayo de 1808 en Madrid: los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío el horror y el dramatismo de las brutales masacres que tuvieron lugar en Madrid durante la guerra a manos de grupos de soldados franceses. El levantamiento del pueblo de Madrid sería el desencadenante de la Guerra de la Independencia, que arrastraría a la nación, desde 1808 y hasta 1814, a un duro enfrentamiento con las tropas napoleónicas que regaría de sangre y dolor los territorios de la Península Ibérica. Precisamente en este 2008 también se conmemora, con muy diversos actos por todo el país, el 200 aniversario del inicio de la Guerra de la Independencia. Por otro lado, seis días después del nacimiento de Espronceda había tenido lugar un hecho de capital importancia para España, que afectaría muy significativamente en el devenir de los acontecimientos posteriores: el 19 de marzo culminaba el Motín de Aranjuez, auspiciado por el entonces Príncipe de Asturias (el futuro Fernando VII), y que supuso la caída del todopoderoso Manuel de Godoy, Príncipe de la Paz (nacido en Badajoz en 1767), y la ascensión al trono de Fernando VII, por abdicación de su padre, Carlos IV.


Durante sus primeros años de vida, Espronceda experimentó el peregrinaje con su familia, al compás de las vicisitudes que marcaba la guerra contra los franceses. Hacia 1820 la familia de Espronceda se traslada a Madrid y en la capital estudió humanidades en el Colegio de San Mateo, bajo la dirección del poeta e intelectual Alberto Lista.


En 1823 es ejecutado en la horca por el régimen absolutista de Fernando VII el militar liberal Rafael de Riego y Núñez –quien dio nombre al Himno de Riego, de carácter liberal y republicano y que llegó a ser el himno oficial de España en varias ocasiones; la última, durante la II República (1931-1939). Este suceso –la ejecución de Riego– fue presenciado por Espronceda y le motivó a fundar, a los quince años y junto a otros jóvenes, una sociedad masónica-patriótica denominada “Los Numantinos”, y de la que él fue su presidente. Cuando el régimen absolutista descubrió esta célula secreta, que se reunía en el sótano de una céntrica calle madrileña, encarceló a sus miembros. Espronceda fue condenado, en 1825, a cinco años de reclusión en un convento-prisión de Guadalajara pero, a las pocas semanas y por influencia de su padre, fue absuelto. En este cautiverio fue donde Espronceda empezó a escribir el poema épico El Pelayo.


En 1826 emprende desde Gibraltar un viaje a Lisboa, en donde conoce a una mujer que marcará su vida. Se trata de una joven de, por entonces, dieciséis años llamada Teresa Mancha, que era hija de un militar español emigrado a la capital lusa por sus ideas liberales. A finales de 1827 Espronceda parte hacia Inglaterra. También emprenden su marcha rumbo a tierras británicas el militar Mancha y su familia. De allí, Espronceda partiría a Holanda y al poco tiempo hacia París, donde es posible que combatiera en las barricadas de la revolución de julio de 1830. Esta revuelta se levantó contra la monarquía absolutista de los Borbones y acabó con la subida al trono francés del primer monarca liberal-burgués: Luis Felipe I de Orleans. Desde Francia, Espronceda intentó pasar a España con una columna de liberales al mando del guerrillero y militar Joaquín de Pablo, Chapalangarra, al que luego Espronceda dedica un elogioso poema. Fracasaron en su intento y nuestro poeta regresó a París. De allí, en 1831, se trasladó a Londres donde la familia Mancha llevaba una vida de mucha miseria. Cuando Espronceda llega a Londres, la situación de estrechez había conducido a Teresa a casarse con un rico comerciante español establecido en Londres, que le daba todo a su esposa menos amor. Al reencontrarse con su amado, renació en Teresa el recuerdo del amor en Lisboa y anida en ambos la idea de la fuga. Así urdieron un plan: Teresa tenía que ir a París con su marido y allí Espronceda la esperaría. En la noche del 15 de octubre de 1831 ella abandona el hotel en donde se hospedaba y huye en brazos de su amante.


Ya en 1833 José y Teresa, acogiéndose a una amnistía general concedida a los liberales emigrados, regresan a España y se instalan en Madrid. Fueron años felices mas la dicha se esfumó el día en que Teresa abandonó a José de Espronceda y a Blanca, la hija de ambos, y se marchó a Valladolid. El poeta logra reunirse con ella en esta ciudad pero la reconciliación dura poco pues Espronceda es nuevamente perseguido por sus ideas liberales y tiene que refugiarse en casa de un amigo. Teresa siguió llevando una vida inquieta, hasta que en 1839 murió de tuberculosis.


Después Espronceda ingresa en el cuerpo de la Guardia de Corps, pero, debido a la publicación de una poesía liberal-patriótica, es expulsado a Cuéllar, pueblo de Castilla la Vieja (actual provincia de Segovia), donde escribe su única novela: Sancho Saldaña o El castellano de Cuéllar. Regresa a la capital del Reino y llega a ser diputado y fundador de varios periódicos de tendencia liberal o democrática. En 1840 publica dos libros de poesías: Poesías y El diablo mundo. Al año siguiente es destinado a la embajada española en Holanda y, poco tiempo más tarde, vuelve a España para ocupar el cargo de diputado por la provincia de Almería. Un 23 de mayo de 1842 muere José de Espronceda, a la edad de 34 años, como consecuencia de una difteria a la laringe. Por esa época, se disponía a contraer matrimonio con Bernarda de Beruete.


El estilo poético de José de Espronceda se enmarca dentro del género del Romanticismo, corriente político-cultural europea perteneciente a la primera mitad del siglo XIX. En su verso encendido y lleno de evocaciones líricas y patrióticas, desde una óptica liberal de ver la vida, puede vislumbrarse el ímpetu juvenil con el que está escrita toda su obra poética. Espronceda cultivó los principales géneros de su tiempo: el poema épico (El Pelayo); la novela histórica (Sancho Saldaña o El castellano de Cuéllar); y el teatro histórico (Blanca de Borbón). Pero fue, sobre todo, un gran poeta lírico. Reunió sus poemas en un libro (Poesías, 1840), en el que se alternan poemas juveniles, aún neoclásicos, con otros de desbordado talante romántico. No obstante, sus obras poéticas más importantes son El estudiante de Salamanca y El diablo mundo. En esta última se incluye el Canto a Teresa, una conmovedora elegía por la muerte de su amada, que está considerada una de las más hermosas de nuestra literatura.


domingo, 23 de noviembre de 2008

Un crepúsculo otoñal

El ocaso lo cierra todo. El faro nos guiará ahora. Monsaraz, Portugal.

Vistas desde Monsaraz IV

Otear el horizonte infinito más allá de lo que se percibe.

Vistas desde Monsaraz III

Un rincón alentejano lleno de tipismo.

Vistas desde Monsaraz II

Panorámicas que se divisan desde lo alto del castillo de Monsaraz durante una tarde de otoño.

Vistas desde Monsaraz I

Puerta abierta hacia el "mar de Alqueva", en Monsaraz.

Amistad hispano-lusa


Sábado 22 de noviembre, en el mirador de Monsaraz: José María, alias "Perro"; quien escribe esto; Jose Monty; Marco e Isabel. Falta César, que es quien hizo la fotografía. Espero que sea el primero de muchos viajes para conocer Portugal, y España...

Una ruta por los castillos alentejanos de la Raya...

En la imagen superior: plaza del palacio de los Braganza, en Vila Viçosa, y estatua ecuestre de Juan IV, 7º duque de Braganza y primer rey de Portugal de este linaje.


Ayer sábado, 22 de noviembre, pasé un jornada muy agradable de ruta por algunos de los castillos y palacios del Alentejo cercanos a mi ciudad, Badajoz. La "expedición" la componíamos un grupo de "amigos hispano-lusos": cuatro españoles y dos portugueses -estos últimos, Marco e Isabel, actuaron como guías y, en ocasiones, de intérpretes.

Llegamos sobre las doce del mediodía (hora española) a Elvas, en donde realizamos una rápida visita por algunas muestras de su patrimonio quizá más desconocidas, como las pinturas que albergan algunas de las grandes casas de esta villa fronteriza, en concreto, vimos las de la casa da cultura, en plena praça da Republica. No quisimos entretenernos mucho tiempo en Elvas y emprendimos viaje por la antigua carretera nacional que va hasta Lisboa (hoy, como ya se sabe, existe una autopista de peaje que nos lleva también hasta la capital lusa).

Nuestra primera parada fue Vila Viçosa, localidad enclavada en la "tierra del mármol", cerca de Borba, y con un rico patrimonio histórico y monumental. Nada más llegar, vimos que se trataba de una de esas villas, como puede ser el caso de Aranjuez, en España, que nos sorprende por su bellos bosques y jardines, que nos anuncian que nos hallamos ante un "real sitio". Vila Viçosa es conocida, entre otros motivos, por albergar el llamado en portugués paço ducal. Se trata del espléndido y majestuoso palacio de los duques de Branganza, linaje que logró acceder al trono de Portugal tras la independencia de España, allá por 1640. Cuando íbamos por el coche, y según nos acercabamos al palacio, nos sorprendió gratamente el colorido ocre que adquieren en el otoño algunos árboles. Esa sensación visual de los árboles con las hojas marrones, y muchas ya en el suelo, a lo largo de una avenida ancha y empedrada (muy del gusto portugués) nos condujo a la gran explanada del palacio. Tras comer en un bar cercano, accedimos al interior del paço. Un amable guía nos dio detalladas explicaciones sobre la historia del inmueble y de sus moradores a lo largo de su historia. Lástima que fueran en portugués... pero algo sí que entendimos. Una excusa más para uno de mis propósitos más inmediatos: aprender portugués, máxime cuando por mis venas corre sangre lusa (mi abuela paterna, Natalia, era de Lisboa) y siento un gran cariño y aprecio hacia Portugal.

En el palacio, gestionado por la Fundación Casa de Braganza, pudimos ver desde los grandes salones hasta las cocinas, pasando por los aposentos de los monarcas. Todo ello acompañado de las grandes muestras que suelen acompañar a las estancias históricas de los reyes: muebles vetustos de madera maciza, ricos tapices, retratos de monarcas y príncipes de la Casa de Branganza (desde Juan IV, hasta Manuel II; pasando por otros reyes como María I, Pedro IV (que fue, además, emperador de Brasil con el nombre de Pedro I) o María II y su marido Fernando II, que fueron grandes mecenas del arte...). Pese a los lujos visibles, se apreciaba el uso que se dio mayoritariamente al inmueble: fue una residencia de vacaciones de los reyes de la dinastía de Branganza, durante los tres siglos que ocuparon el trono portugués, del XVII al XX. Y ello se notaba, por ejemplo, en que no se derrochaba un refinamiento desmedido, casi versallesco, como podría ocurrir con el palacio real de Lisboa. Resultaron curiosas las habitaciones donde dormían los reyes, decoradas bajo un estilo romántico decimonónico y precedidas por una recámara-despacho, pero intercomunicadas por un largo pasillo. Y por último, las cocinas, repletas de utensilios de bronce de todas las formas imaginables, y que nos traen a la memoria a los pobres hombres y mujeres que, seguro, casi en régimen de exclavitud, trabajaban para aliviar la excesiva voracidad de los miembros de la familia real. Como dato curioso para quienes, como a mí, le gusta la historia y Portugal y, por ende, la historia de Portugal, podemos decir que en este real sitio pasó su última noche el rey Carlos I, antes del antentado sufrido en Lisboa. Os cuento la historia: el 1 de febrero de 1908 la familia real portuguesa regresaba del palacio de Vila Viçosa a Lisboa. Viajaron en coche hasta Almada, en el estuario del Tajo, y tomaron un barco para cruzar el río y desembarcar en Cais do Sodré, en el centro de Lisboa. En su camino hacia el palacio real, el carruaje con Carlos I y su familia pasó por el Terreiro do Paço, también conocido como Plaza del Comercio. Mientras cruzaban la plaza, fueron disparados varios tiros desde la multitud por al menos dos hombres. El monarca murió inmediatamente; su heredero, el príncipe Luis Felipe fue mortalmente herido, y el príncipe Manuel fue alcanzado en un brazo. Los asesinos fueron muertos a tiros en el lugar por guardaespaldas y posteriormente reconocidos como miembros del Partido Republicano. Aproximadamente veinte minutos después, el príncipe Luis Felipe murió y días más tarde, Manuel fue proclamado rey de Portugal, el último de la dinastía de los Braganza. De este acontecimiento se han cumplido en 2008 cien años y, para algunos, el príncipe Luis Felipe ha pasado a la historia, entre otros motivos, por ser el "rey que menos ha reinado" (así se recoge, por ejemplo, en el Libro Guiness), ya que se sabe que primero murió el rey e inmediatamente la corona tendría que haber pasado a su heredero, quien falleció a los pocos minutos. No obstante, al no contemplarse en la monarquía lusa la sucesión automática, Luis nunca fue rey, pese a haber sobrevivido a su padre durante varios minutos.

Volviendo al viaje, antes de marcharnos de Vila Viçosa quisimos hacer una parada rápida en el castillo de este pueblo, que alberga dos, a bueno seguro interesantes museos, uno arqueológico y otro de "caça", es decir, de caza. Tras varios kilómetros en dirección sur, y atravesando bellos parajes y pintorescas localidades alentejanas como Terena y su fortaleza, llegamos a nuestro destino: Monsaraz.

Monsaraz representa a ese tipo de lugares que, nada más llegar, sabe uno que van a marcarle de alguna manera. Y así fue. Se trata de un pueblo-fortaleza situado en lo alto de un altozano, desde el cual se divisan paisajes de gran belleza, a lo que se suma el lago de agua dulce que es el pantano de Alqueva y que se ve muy bien desde allí. Monsaraz me recordó mucho a Marvão, otro pueblo-fortaleza con encanto muy cerca de la raya, esta vez de la frontera de Valencia de Alcántara. En Monsaraz disfrutamos de un inolvidable atardecer en una terraza con vistas al infinito. Allí sentados, tomando un café y un pastel, y deleitandonos con el juego de luces que se alejan por el horizonte, parecía que casi el tiempo se había parado: nada de estrés, ni obligaciones, ni ruidos... Un lujo. Se nos hizo de noche pero ello no fue óbice para que culiminaramos nuestra visita a esta villa paseando por sus murallas y descubriendo nuevos enclaves, algunos casi mágicos, como una cisterna de reminiscencias medievales...

Ya con la noche encima, cogimos los coches camino de Elvas. Esta vez llegamos a esta ciudad por la carretera de Juromenha, población rayana próxima al Guadiana que cuenta también con fortaleza y que, casi con toda seguridad, será objeto de una futura visita... En Elvas, tomamos un agradable té en casa de nuestra amiga Isabel, que cuenta con una casa muy cuidada en pleno centro de la ciudad. Para culminar el día, cenamos platos de la tradición culinaria alentejana y nos tomamos una copa en un local de las calles del centro. Sin duda, un día muy completo...


jueves, 20 de noviembre de 2008

Sobre Rosa Paks, la “madre” del movimiento por los derechos civiles en EE.UU.

Como todos bien sabemos, el pasado 4 de noviembre se celebraron en EE.UU. elecciones presidenciales. El candidato del Partido Demócrata, el afroamericano Barack Obama, resultó ganador y se convertirá, cuando tome posesión de su cargo, el próximo 20 de enero de 2009, en el 44º presidente de los Estados Unidos de América. Este hecho -el que una persona de raza negra haya logrado acceder a la Casa Blanca- nos hace, entre otros ejercicios, mirar hacia atrás y reflexionar sobre la larga marcha emprendida por los negros estadounidenses desde la esclavitud hasta la actualidad, cuando una persona de color va a regir los destinos de Estados Unidos. En esa lucha de los negros contra el racismo y la segregación racial una mujer -a partir de un sencillo y simbólico gesto como fue el no ceder su asiento a un hombre blanco en un autobús de Montgomery, en Alabama-, jugó un papel esencial. Ella fue Rosa Parks, de la que os contaré a continuación algunos momentos de su vida...

Corría el año 1955 cuando esta mujer de 42 años decidió sentarse en el autobús en el espacio reservado para los blancos. Había estado trabajando aquel 1 de diciembre de 1955 durante más de 10 horas como costurera y, aunque estaba cansada, sabía que por su color de piel debía ceder su asiento a cualquier blanco que se lo pidiese. Las personas de color tenían que dejar los asientos vacíos y colocarse al final del autobús. Pero Rosa fue valiente y decidida, y aquella mañana se mantuvo sentada a pesar de los reclamos de un blanco. El conductor, James Blake, famoso por insultar a las afroamericanas, le gritó: “¿Te vas a levantar?”. “Voy a hacer que te arresten”, la amenazó; a lo que Rosa contestó, desafiante: “You may do that (Podría usted hacerlo)”. Rosa fue encerrada en un calabozo pero su arresto provocó la primera oleada de protestas en el Sur, con un boicot de 13 meses al transporte público que desembocó en la declaración del Tribunal Supremo, que declaraba inconstitucional esta discriminación.

Quizá uno de los mayores misterios de esta historia es cómo una mujer reservada y de pocas palabras como Rosa pudo rebelarse y convertirse en icono del movimiento por los derechos civiles en EE.UU. y acabar con esta discriminación. Sin embargo, su discreción no debe llevar a equívocos: Rosa era secretaria del NAAPC (National Association for the Advancement of Colored People, Asociación Nacional para el Avance del Pueblo de Color, en sus siglas en inglés, y al que también pertenecía Martin Luther King), vivía entre activistas y abogados y llevaba años traumatizada por las humillaciones, como la de haber sido expulsada del autobús por ese mismo conductor.

Cuarenta años después de esos sucesos, Rosa Parks escribía en su libro “La fuerza tranquila” (Quiet Strengh) que, a pesar de que los negros habían avanzado mucho, aún faltaba para mejorar la relación entre las razas en EE.UU. Casi con toda seguridad, esta heroína estaría muy orgullosa de ver hoy a un negro como presidente de su país.

Rosa Parks murió a la edad de 92 años, el 24 de octubre de 2005. Previamente, en 1999, recibió una Medalla de Oro del Congreso (Congressional Gold Medal), en donde se lee: “Madre del Movimiento por los Derechos Civiles moderno”.

Se avecinan tiempos difíciles...


Está claro que, queramos o no, se avecinan tiempos difíciles o, cuanto menos, de cambios, de transformaciones... Y no sólo por la tan manida crisis económica y financiera que, por mucho que se diga y se repita por todos lados, no deja de tener la importancia que tiene, o sea, mucha.

Según dicen algunos de los que se consideran expertos en algo, ya nada será lo que parece y para poner un ejemplo tangible citamos al capitalismo. Hemos visto algo impensable hace años: cómo algunos gobiernos, entre los que se halla EE.UU., han intervenido inyectando dinero en los bancos para intentar que éstos salgan a flote en medio de la vorágine financiera... Se ven tantos cambios a la vista que hasta un país como EE.UU., que tanto había maltratado históricamente a las personas de raza negra, ha elegido como próximo presidente a un afroamericano, hecho que, por otro lado, demuestra un nuevo y esperanzador rumbo para la que se supone la primera potencia mundial tras la mediocre y me atrevería a decir nefasta "era Bush"...

En esferas más cercanas a mí, en Extremadura, hemos vivido varios días, al menos quienes nos interesa la actualidad informativa, pendientes del coche oficial de la vicepresidenta segunda y consejera de Economía, Comercio e Innovación de la Junta de Extremadura, Dolores Aguilar. Pero no se trata de un coche cualquiera, sino de un carro de lujo, marca Lexus, que ha suscitado ya no polémica sino cientos de comentarios para todos los gustos en las ediciones digitales de los dos principales periódicos de la región. El hecho de que esta señora haya comprado con dinero público un coche oficial nuevo, cuyo valor se sitúa en 68.000 euros, con la que está cayendo (económicamente hablando), roza, a mi juicio, lo surrealista. Y no sólo me refiero a que esta compra haya sido inaceptable en los tiempos que corren, de crisis y paro por doquier, sino que lo es en cualquier momento, aunque sea de bonanza económca. A simple vista se llega a percibir, con conductoas como ésta, que muchas personas, entre las que se podría incluir a esta señora, cuando acceden a puestos políticos de gran responsabilidad, parece que pierden la noción de la realidad, del nivel de vida medio del resto de mortales y el valor de lo que cuestan las cosas... En este tema, parto de la base de que un servidor, si tuviera esa responsabilidad -a la que no aspira ni mucho menos,- trataría de manejar el dinero público como si fuera mío; algo sencillo pero que, parece ser, algunos no practican demasiado...



martes, 18 de noviembre de 2008

Hoy, 18 de noviembre, nace mi blog

Hoy, por fin, he dado el paso. He creado mi propio blog. Una vieja idea que rondaba mi cabeza desde hací­a meses -más bien años- y que hoy, 18 de noviembre, se ha materializado. Parecerá algo manido pero al hablar de "los comienzos..." uno siempre siente una extraña sensación, mezcla de curiosidad e inquietud. Curiosidad por enfrentarse a algo nuevo e inquietud por no saber muy bien a donde puede llevarte todo eso...

Espero y deseo que sea una enriquecedora y prometedora experiencia y que pueda añadir, a este universo global que es la "red de redes", mi humilde aportación: la visión de la vida, las reflexiones y los pensamientos de un chico de 26 años de Badajoz (España).