viernes, 13 de febrero de 2009

Sobre como una buena película te hace reflexionar. El caso de "Camino", de Javier Fesser


La vida nos depara muchas aventuras pero, también, muchos sinsabores; contratiempos que forman parte de la realidad vital de todos los humanos y que pueden fortalecernos ante esa adversidad o hundirnos para siempre. En muchas ocasiones, culpamos a fuerzas sobrenaturales y ajenas a nosotros para explicar el porqué de, por ejemplo, una terrible enfermedad, con la consiguiente pregunta de "¿por qué a mí?".

Éstas son algunas de las cuestiones que subyacen en el espectador que haya visto la película española, recientemente galardonada con varios goyas, Camino, dirigida por Javier Fesser. Todo esto puede preguntarse quien vea este filme: ¿por qué una niña llena de vida tiene que luchar contra un grave tumor cerebral, pasando sufrimientos hasta morir? La protagonista, Camino, pese a sus profundas creencias cristianas, también duda y se pregunta esto. Pero no es lo común en ella. Ella, asesorada espiritualmente por su madre, quiere vivir pero, sobre todo, quiere que se cumpla la voluntad de Dios.

Como podréis comprobar, he comenzado a reflexionar en torno a estas cuestiones porque ayer pude ver en la sala de proyecciones de la Filmoteca de Extremadura en Badajoz (COC) una película que tenía ganas de descubrir y que ha resultado ser, para mí, una de las más impactantes de los últimos años. Camino es algo más que una historia de amor, pero es, además, una historia de generosidad, de entrega, de religiosidad firme y de un amor por encima de todo: un amor limpio y directo de una niña de apenas 14 años con su Dios. Una niña capaz, gracias a ese amor a Dios, de aguantar la dureza de un cáncer con una entereza única hasta llegar a la muerte con una gran serenidad, paz y calma interior.

Camino, inspirada en un hecho real -la vida de Alexia González-Barros (1971-1985), es una película redonda, con unas interpretaciones magistrales -sobre todo por parte de las dos actrices principales: Nerea Camacho (Camino) y Carme Elías (Gloria, su madre)-, y un tratamiento narrativo interesantísimo, combinando la vida real de Camino con sus sueños, sus miedos y su rico mundo interior.

Desde aquí invito a todos a disfrutar y a llorar, porque se llora y mucho, con una de las mejores películas de los últimos años realizada en España: Camino.