lunes, 5 de enero de 2009

Año nuevo, niña nueva en la familia...


Hoy es el día de Reyes, 6 de enero, jornada de ilusión, de alegría y de júbilo para miles de niños y niñas de España y de todo el mundo en general..., al menos para los y las afortunados/as que tienen sus necesidades básicas cubiertas y que, a buen seguro, contarán con un algún regalo traído desde las lejanas tierras de Oriente por esos tres reyes, a los que denominamos magos. La mañana del 6 de enero es para mí un momento, como para otras personas, de muchos y muy gratos recuerdos: vienen a mi memoria ahora mismo esos nervios al despertar, tras una noche sin apenas "pegar ojo"; ese deseo de ver, o mejor de soñar, con alguno de los tres Reyes Magos; y la satisfacción de, una vez que ya ha amanecido, correr en busca de los regalos, romper el embalaje de los juguetes y deleitarnos con su uso y disfrute durante toda la jornada...

Estos recuerdos de la mañana del 6 de enero regresan a mi mente en un momento muy especial: el 2009 ha comenzado, para mi familia, con la llegada de un nuevo miembro, o como díría cierta ministra "muy igualitaria" de "una nueva miembra". El pasado 30 de diciembre, casi rozando el fin de año, nació mi sobrina Ángela Redondo Rodríguez, la primera hija de mi hermana mayor, Ángeles de las Nieves Rodríguez Pizarro, y de su marido, Francisco Manuel Redondo Nieto. Parece que con la cercanía de un bebé de apenas un par de días de vida, la ilusión por los Reyes Magos volviese a renacer un poco más entre todos nosotros... O quizá es que esa ilusión siempre estuvo entre nosotros, aletargarda, y ahora es activada con la llegada de esta niña...

La pequeña Ángela es una preciosa niña que al nacer pesó 3,190 kgs. y midió 53 cms. Nació alrededor de la una y media de la tarde del 30 de diciembre de 2008 en el Hospital Materno Infantil de Badajoz por expreso deseo de su madre, Nieves, que, aunque vive con su marido en Villanueva de la Serena, siempre quiso que su primer retoño viniese al mundo en la ciudad que a ella también la vio nacer hace poco más de tres décadas, y en la vivimos su madre y sus dos hermanos. Ángela, que se llama así por mi mamá, ha decidio venir a este "mundo cruel" en un momento más que delicado en la Tierra: con una galopante crisis económica y financiera de dimensiones planetarias pero de alcance muy local; con un mundo enfrentado por intereses, odios, y con conflictos y ataques como el que en estos días perpetra Israel contra el pueblo palestino; y, sobre todo, con una, casi generalizada, expansión de la injusticia casi a todos los niveles. Una injusticia que quiero, deseo y pido que no afecte de ningún modo a mi sobrina Ángela durante su vida pero que, de igual manera, también quiero, deseo y pido que no afecte a ninguno de los seres humanos que habitamos este planeta. Esto es, quiero, deseo, pido y abogo por un mundo con una total erradicación de las injusticias y de la violencia, e impregnado por un sentimiento de solidaridad, respeto, tolerancia y libertad. Un deseo que no por soñado ha de resultar quimérico...

Por lo tanto, en estos momentos tan entrañables para mi familia, puedo decir que el 2009 ha comenzado con buen pie: "año nuevo, niña nueva en la familia...". Todo un síntoma de deseo y de esperanza, de salud, felicidad y bienestar para Ángela, y para todos y para todas...