viernes, 21 de agosto de 2009

Unas vacaciones diferentes... en un campo de trabajo en Galicia







Muchas personas se encuentran actualmente disfrutando de unas más que merecidas vacaciones de verano... Otros ya las hemos pasado y retomamos la vuelta al trabajo recordando los momentos vividos durante esos días. En mi caso han sido unas vacaciones bastante especiales: no he hecho un crucero por las islas griegas con mi pareja, ni me he pasado quince días en la playa con mis amigos, ni me he ido a Madrid para pasear y visitar museos, aprovechando el vacío en la gran ciudad...

Me fui a un campo de trabajo, nombre que quizá despiste a algunos, pero que hace referencia a una actividad de ocio y tiempo libre para jóvenes de hasta 30 años, en el que se desarrolla una labor de voluntariado en el ámbito social, medioambiental, arqueológico... Habrá quien piense, de hecho hay quien me lo ha manifestado así, que vaya idea la de "gastar" días de vacaciones en irse a uno de "esos campos de trabajo". Quizá dice eso quien no lo ha probado o quien no tiene una trayectoria de campos de trabajo y campamentos de verano a sus espaldas, como me ocurre a mí.

El caso es que un campo de trabajo es algo más que "trabajar" o, mejor dicho, desarollar una actividad de voluntariado... Supone, a mi juicio, una experiencia única en muchos sentidos. En primer lugar, se encuentra la siempre sugerente idea de marcharte solo a otro lugar, en ocasiones desconocido (otra comarca, otra región, otro país...) y descubrirlo... Por otro lado está el hecho de conocer a un grupo de gente, de convivir con una veintena de personas durante dos semanas, en las que se comparte algo más las comidas, el trabajo, el ocio o un espacio para dormir...

Alguien me dijo un día que un campo de trabajo era algo así como un Gran Hermano pero sin cámaras y no le faltaba razón, sólo que esta actividad juvenil es previa al programa de televisión. En un campo de trabajo se fraguan grandes amistades, se viven intensos romances -algunos pasajeros, otros más duraderos-, se ríe, se llora, se discute también; en una palabra, se convive, con todo lo que ello supone...

Llego a todo esto porque muchas de estas emociones las hemos experimentado las veinte personas que hemos participado en el campo de trabajo de arqueología de Cuntis (Pontevedra). Cada una con su forma de ser, con su acento, con sus manías, con sus encantos... pero siempre desde la libertad y el respeto a los demás.

Durante la primera quincena de agosto en el campo de trabajo, hubo tiempo para todo: para trabajar en el castro de Castrolandín, situado a apenas un kilómetro de Cuntis; para visitar Cambados -y su fiesta del Albariño-, Pontevedra, Poio (¡qué buena la mariscada tomada allí!), Santiago de Compostela, Ourense, Padrón, el castro de Baroña, las dunas de Corrubedo, San Pedro de Sarandón en A Estrada, Caldas de Reis (y sus fiestas)... Todo sin olvidar los baños en el balneario de Cuntis, en playas como de la de A Lanzada, en las termas de A Chavasqueira, en Ourense, o en las pozas naturales cercanas al castro de Castrolandín, en el Concello de Cuntis... Y qué decir de la siempre rica gastronomía gallega: de sus mariscos, de sus empanadas, de sus mejillones, de sus pimientos de Padrón, de su licor café o de su riquísimo pan...

Me llevo una muy buena impresión del grupo de personas que he conocido en este campo. Y lo dice uno que va por su quinto campo de trabajo y he conocido a bastantes participantes... De todos ellos guardo buenos momentos: de Teresa (Valencia), de Paula (Vigo), de Diana (Santander), de David (Vigo), de Maite (Cantabria), de Alberto (La Rioja), de Miguel (Madrid), de José (Murcia), de María del Mar (Sevilla), de Diego (Murcia), de María (Pastoriza, A Coruña), de Patricia (Tenerife), de Celina (Valencia), de Vanessa (Brasil), de Cecilia (Uruguay), de Elena (Uruguay); y del equipo de monitores: de Ramón (Vigo), de Loli (A Estrada, Pontevedra) y de Lara (Vigo).

Espero que en un futuro no muy lejano podamos hacer una buena "quedada" y vernos, cuantos más mejor, en algún rincón de España... Vale la pena intentarlo...