lunes, 8 de diciembre de 2008

Añoranza de amores pasados

Tiempos que corrieron veloces en el sabor táctil de una piedra de color frío, que respira a centurias pasadas. Quiénes osaron poner sus altivos ojos en ese rastro de historia permanente, como lo es el sutil aroma que invoca el encuentro de amantes como Píramo y Tisbe, Calisto y Melibea o Romeo y Julieta. Quizá nadie osó recordar el hito vivido en épocas remotas, tierra, sólo tierra y nada más. Mas mi sincero lamento llega a momentos dulces, de amores pasados, en un mundo dulce habitado por amantes atrevidos, hermosas damas de la corte y serenatas de trovadores. El contacto frío de la piedra atravesó mi piel y quemó mi sentir, ¡ah, amor, locura mística que nubla mi visión, atmósfera de tórrido fuego pasional, es imposible sentir tu sabor, sin caer en la tentación de probar su veneno! Lamento no vivir más de una existencia, que permita a mi ser traspasar hacia un mundo donde el placer de la pasión dulcifique la pena de un mundo lleno de hostilidad y maldad.


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